martes, 26 de febrero de 2013

Lectura de interés para todos los comunicadores populares. EL COMUNICADOR POPULAR Mario Kaplún

NOSOTROS, COMUNICADORES POPULARES, ANTE EL MODELO
 
Quizá más de una vez el lector habrá podido observar que, en actos culturales y artísticospopulares, el compañero al que le toca oficiar de presentador o animador -así sea un militante debase con alto grado de compromiso— tiende a imitar en su actuación los recursosmanipuladores del animador profesional de los shows de la televisión. "Pantallea". Fuerza a lagente a aplaudir una y otra vez a los artistas populares que presenta, reclama a gritos que se losaplauda con más vigor, grita consignas y exige compulsivamente que el público las coree...
 
Mencionamos este ejemplo trivial (o acaso no tan trivial) para sugerir que, aunqueconscientemente lo critiquemos y rechacemos, el modelo de comunicación dirigista está tanpresente en la comunicación masiva y en tantas otras manifestaciones de la sociedad, que acasolos comunicadores populares no siempre seamos inmunes a su influencia. La tentación demanipular reviste el atractivo de aparecer como el medio más eficaz y más rápido de lograr unresultado; y siempre se lo puede justificar en función de ese resultado.
 
Más que denunciar indicios, creemos que éste es un tema de reflexión para que cada lector -omejor, cada grupo— lo medite y lo discuta. ¿En qué medida nos vemos reflejados en el modeloeducativo que se acaba de describir? ¿En qué medida, consciente o inconscientemente,reproducimos en nuestras producciones de comunicación el tipo de pedagogía que pone elénfasis en los efectos? La pregunta queda abierta para que todos analicemos, con honestoespíritu autocrítico, nuestra concepción y nuestro estilo de trabajo.
 
Aportamos tan sólo algunas pistas para esa reflexión.
 
Aun cuando no apelemos a recompensas materiales ni fomentemos el individualismo y lacompetencia, podemos caer en parte en esta concepción dirigista cuando:
 
* Damos más importancia a los EFECTOS inmediatos de nuestras realizaciones y accionesque al PROCESO de los participantes y así forzamos resultados sin respetar el ritmo decrecimiento de nuestros destinatarios y su libertad de opción.
 
* Confundimos COMUNICACIÓN con PROPAGANDA y reducimos nuestro trabajo decomunicación a tareas de "agitación" a slogans, a campañas, a consignas.
 
* Asignamos más importancia a la CANTIDAD que a la CALIDAD; contabilizamos adeptos,adherentes, lectores, espectadores, oyentes por su número y no analizamos si han captado ycomprendido el significado de su compromiso.
 
* No consideramos a nuestros destinatarios como PERSONAS sino como MASAS a las quea nosotros, los "dirigentes lúcidos y esclarecidos", nos toca "conducir".
 
 * Planificamos el contenido de nuestros medios de comunicación, nuestras campañas, etc.,nosotros solos, por nuestra cuenta, sin dar participación a la comunidad; y reducimos la"participación" de ésta a que asista a nuestros actos, lea, vea u oiga nuestros mensajes y ejecutelas acciones que nosotros hemos programado.
 
* En nuestros mensajes, buscamos sobre todo "impacto", apelamos a los EFECTOSEMOCIONALES más que a los CONTENIDOS RACIONALES; y apabullamos a losespectadores con imágenes y estímulos afectivos sin facilitar su propia reflexión, su propioanálisis
 
 

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